Cierras los ojos
y dejas que tus dedos se deslicen,
suaves,
sin prisa,
por las llagas de tus ilusiones.
Palpas cada tramo de desamor,
cada lágrima escondida,
cada sonrisa sin respuesta.
Cierras los ojos y sueñas que
todo está bien,
que la herida no sangra,
que el corazón sigue su marcha,
—tic-tac,
tic-tac…—
Cierras los ojos y aprietas los puños,
muerdes el polvo de los desdenes,
tragas la miel amarga de sus besos,
y esquivas sus miradas.
Todavía no es el día,
ni ha llegado la hora.
Pero
todo vendrá,
y
todo será.
Imagen:
Internet. Texto: Edurne