Parece mentira, pero
no, ya son diez las uvas de la ira que comparto con todos ustedes. Espero poder
seguir compartiendo muchas más todavía, aunque se nos atraganten de vez en
cuando.
Son las 11:30 de una
mañana soleada pero fresquita. Sábado 31 de diciembre, otro año que hace mutis
y nos deja plantados en el escenario. Habrá que seguir improvisando. Y eso que
meter morcillas cada vez se me hace más cuesta arriba, la imaginación me pide
un receso y yo no me puedo permitir el lujo de dárselo. ¡En fin!
¿Qué vamos a decir
de este año, de todo lo que nos abruma, del panorama que se nos presenta, de,
de y de…? Nada, sencillamente nada. A mí se me han agotado las palabras. No así
los sentimientos, los deseos, los sueños… Seguiré por ese camino.
Se me había casi
olvidado colgar esta entrada, un clásico de la Orilla. Y es que es cierto que
el tiempo no me alcanza. Echo cuentas y las matemáticas no mienten: el día
tiene 24 horas, cada hora 60 minutos, cada minuto 60 segundos. Pero en algún
tramo hago algo mal, el resultado final no me sale. ¡Suspendida! ¡Jajajaja,
menos mal que yo soy la profe y me perdono solita y me animo a hacerlo mejor la
próxima vez, a fijarme en el enunciado del problema, en el desarrollo, a
estudiar bien los datos…!
¡Ya, dirán, menos
rollo y al lío!
El lío era eso de
recapitular, de hacer propósitos, de formular deseos, de recordar a los que
están, a los que no, a los que nos acompañan de cerca y en la distancia, a… ¡A
todo eso! Pero eso, ustedes ya lo saben. Saben que yo les agradezco infinito su
chapoteo en el modo que sea, en el activo, en el de tarde en tarde… ¡Hasta en
el modo avión! Yo sé que andan por ahí, y eso me gusta.
Una se pone
nostálgica de vez en cuando, bastante a decir verdad, y recuerda las panzadas de
tele que se daba de pequeña (tengo tele desde los 4 años echen cuentas, tengo
57…), así que hoy les traigo algo de aquella época, y yo misma me he
descolorido, ¡jejeje! Todo para asomarme a sus pantallitas, las del móvil, la Tablet
o el ordenador, y desearles un año lleno de todo lo mejor que se pueda desear,
pero sobre todo que sigamos siendo buena gente, humildad y generosidad, empatía
y alegría (toma rimas), y que estemos en paz con nosotros mismos para poder
estarlo con los demás.
Y no se olviden de
que tenemos la obligación de SER FELICES. ¡Pues hala, dicho está!
Volveremos a vernos
las letras.
Fotos y manipulaciones varias: Edurne. Vídeo: Youtube. Texto: Edurne. Uvas: de la cocina de mi amatxu.